viernes, 16 de marzo de 2012

Cha-no-yu, la ceremonia del té

El Cha-no-yu, o ceremonia del té (realmente el nombre significa en japonés té-agua-caliente), es una de las artes más fascinantes de Japón, relacionada íntimamente con los samurais, su filosofía y estilo de vida. Complicada y al mismo tiempo asombrosamente sencilla y profunda, es la perfecta metáfora de la propia tierra japonesa y el ideal samurai.

La ceremonia del té normalmente tiene lugar en una casa de té, o chachitsu. Los invitados entran a través del nijiriguchi (la puerta corredera de entrada, normalmente de un tamaño bastante diminuto), con los samurais dejando sus espadas en la entrada (una especie de preparación consciente para la ceremonia que fue introducida por uno de los principales desarrolladores de la ceremonia tal y como nos ha llegado, Rikyû), y la última persona en entrar en la casa cierra la puerta tras de sí. Nada más entrar se encuentran en una habitación denominada tokonoma, en donde podrán observar un pergamino que cuelga de la pared y en el que normalmente se encuentra escrita en fina caligrafía una palabra o un lema, elegido cuidadosamente por el anfitrión para reflejar el carácter o la estación de ese particular momento. Los invitados deberán pasar entonces un momento reflexionando sobre esa palabra o lema, apreciándolo cuidadosamente, antes de sentarse alrededor de un pequeño hogar que está colocado en el centro de la habitación.


En este momento, el anfitrión entra en la habitación, y el invitado principal le agradece su invitación y pregunta amablemente por el pergamino. De todas formas, no se habla demasiado en ningún momento de la ceremonia, ya que se consideran descorteses las conversaciones o hablar de cualquier otra cosa que no sea la ceremonia en sí. Entonces el invitado principal se dispone a servir un tentempié ligero denominado kaiseki, que suele consistir en pastelillos, dulces o fruta, y que debe complacer tanto la vista como el paladar, acompañado todo de un poco de sake. Después de este tentempié los invitados abandonan la casa de té mientras el anfitrión lo prepara todo para la elaboración del té, cambiando el pergamino de la pared por un simple arreglo floral en un jarrón (ikebana). Cuando los invitados regresan, el anfitrión calienta el agua en una tetera de hierro, después remoja y seca los utensilios y las tazas de té (pequeños boles sin asas), y vierte el agua hirviendo. Echa té en polvo (matcha) en una taza con una cucharita de bambú y después utiliza para prepararlo un agitador también de bambú, con el que lo remueve hasta que la superficie queda ligeramente espumosa, sirviéndola después a los invitados.

Hay dos tipos de té que se sirven en esta ceremonia: el koicha, que es el más formal de ambos, con una consistencia más fuerte y un sabor más amargo; y el usucha, más ligero e informal. El koicha se sirve primero, y todos los los invitados beben una pequeña cantidad de la misma taza. Después se sirve el usucha en tazas individuales, una a cada invitado. Las tazas pueden variar de diseño también de acuerdo al anfitrión y la estación. En invierno se sirven tazas más profundas, que ayudan a mantener el calor, mientras que en verano son más bajas y anchas para disipar el calor y dar una impresión de frescura.

Durante la ceremonia, tanto el anfitrión como los invitados, esperan alcanzar un estado de tranquilidad que esperamos que hayais podido comprender un poco mejor a través de este artículo. ¿Qué opináis al respecto de este arte tan maravilloso? ^_^

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